El park Güell, en Barcelona, es uno de los lugares turísticos más visitados anualmente en España. Es un parque de unas 18 hectareas de superficie, aunque lo más conocido del mismo es la entrada principal con los elementos arquitectónicos más destacados.
En esa zona se encuentra el teatro griego, los bancos de trencadis, el pórtico de la lavandera o las fuentes y la lagartija dragón de la escalinata. Pero si nos salimos de esa pequeña zona nos encontramos un autentico bosque de cuento alrededor.
En principio, el parque fue un encargo del señor Guell al arquitecto Antonio Gaudi para crear una autentica urbanización integrada en la naturaleza. Que debía tomar de ejemplo las ciudades jardín que se estaban creando en Reino Unido. Así Gaudi se puso manos a la obra para planificar tan magnánima obra, en un lugar además lleno de desniveles. Muchos de los cuales soluciono con pasarelas e impresionantes terrazas.
Además en estas terrazas se dispuso de vegetación suficiente como para convertir ese impedimento de los desniveles en todo un complemento para realzar sus diseños. Seguramente basándose más en las posibilidades que podía desarrollar en un escenario así, sin desanimarse por ello. Un tipo de filosofía, la de "no encontrar obstáculos, sino desafíos a resolver" que aquí, en el park Güell, se plasma bastante de su personalidad. Diciendo esto tras subir, bajar y recorrer el parque de un lado para otro con toda la solana encima. Poder pensar, en un lugar así sin nada construido y acabar haciendo lo que hizo lo demuestra.
Además de esa filosofía de superación también podemos fijarnos en el respeto que muestra por la naturaleza. El espacio, a pesar de estar lleno de vías, caminos y elementos arquitectónicos, no es nada artificial. Los árboles tienen su espacio de desarrollo, las plantas están entremezcladas entre los caminos o integradas en estos, que van siguiendo formas a veces formales y otras curvas.
Nos encontramos también con una arquitectura muy orgánica, que parece como de una antigua civilización. El acueducto de la foto, por ejemplo, se puede ver y disfrutar completamente gratis, un detalle para los viajeros que valoran más la pela y piensan que quizás todo lo relacionado con Gaudi en Barcelona es caro. Para que no se pierdan la visita a este llamativo parque es un detalle a tener en cuenta, además de que la experiencia de estár en un lugar así no tiene precio.
La parte que es actualmente de pago también se puede ver desde las zonas elevadas. Osea que aparte de disfrutar de perdernos por los senderos que hay por todo el parque también podemos asomarnos entre la vegetación para ver esa zona más exclusiva. Que realmente ya no es por el precio siquiera, sino porque hay unas atractivas cuestas que invitan a nuestro ser más aventurero a que suba por ellas. En cambio, para entrar en la zona de pago tenemos que esperar una bonita cola rodeada de ruido y de gente ofreciendo cosas. Por lo que, para un turista más interesado en descubrir la naturaleza que a seguir a multitudes, como es mi caso por ejemplo, pues acabe optando por subir esas atrayentes cuestas.
Una decisión muy acertada, ya que, según vamos subiendo más, el gran desnivel que hay desde la entrada principal hacia la parte superior del parque se empieza a notar. Y cuando nos giramos vamos intuyendo más la sensación de lo que parece más bien una postal de cuento. Mucho más seguramente que estar en medio del teatro griego tocando los bancos de trencadis.
La parte que es actualmente de pago también se puede ver desde las zonas elevadas. Osea que aparte de disfrutar de perdernos por los senderos que hay por todo el parque también podemos asomarnos entre la vegetación para ver esa zona más exclusiva. Que realmente ya no es por el precio siquiera, sino porque hay unas atractivas cuestas que invitan a nuestro ser más aventurero a que suba por ellas. En cambio, para entrar en la zona de pago tenemos que esperar una bonita cola rodeada de ruido y de gente ofreciendo cosas. Por lo que, para un turista más interesado en descubrir la naturaleza que a seguir a multitudes, como es mi caso por ejemplo, pues acabe optando por subir esas atrayentes cuestas.
Una decisión muy acertada, ya que, según vamos subiendo más, el gran desnivel que hay desde la entrada principal hacia la parte superior del parque se empieza a notar. Y cuando nos giramos vamos intuyendo más la sensación de lo que parece más bien una postal de cuento. Mucho más seguramente que estar en medio del teatro griego tocando los bancos de trencadis.
Y lo mejor para acabar la visita es integrarse del todo en el corazón del parque. Una parte que debía estar formada por unas casas que no se construyeron y que ahora se ha quedado como el bosque de detrás de los monumentos. Una zona muy agradable para pasear y de las que se pueden tener muy buenas perspectivas del resto del parque, en donde se puede dejar por un rato todo el ruido que hacen los miles de turistas que hay más abajo.
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