sábado, 11 de abril de 2015

Los jardines de Mossèn Costa i Llobera

Estos jardines, situados en la zona más próxima al mar del monte Montjuic, son uno de los jardines especializados en cactus y suculentas más importantes de Europa. Inaugurados en 1970 y con un tamaño de aproximadamente unas 6,15 hectáreas. Podemos encontrar plantas de todo el mundo, desde grandes palmeras desérticas a dragos canarios.

cactus y palmeras

No hace falta subir ladera arriba como en el caso de otros jardines de Montjuic, pues son los más accesibles desde la ciudad. De sus varios accesos, el que más recomendaría es el que hay por la plaza de la Armada para entrar y el que se ve justo por abajo desde esa zona para salir. Ya que así no nos perdemos de paso las escaleras de Forestier, diseñadas para la expo internacional de 1929.
Son uno de los jardines que más me gustaron. No contaban con una arquitectura especial, ni había apenas gente paseando por ellos. Pero se encuentra armonía por todos lados, diseñados por Joan Pañella y también se puede encontrar en ellos la colección de cactus de Joan Pañella junto a Joaquim Maria Casamor. Un experto jardinero en cactus y profesor junto con un arquitecto con una amplio bagaje en creación de jardines no podía acabar en otra cosa más que un jardín así. Así que para terminar decidieron llamarlos en honor al padre Miguel Costa i Llobera, un sacerdote y poeta mallorquín, que está considerado un gran representante de la poesía catalana. Tal fue la planificación del jardín por parte de sus autores, que no solo podemos encontrar una amplia representación de plantas suculentas de todo el mundo, sino que ellos también está la colección particular de Joan Pañella.

los jardines de mossen i llobera

Estar prácticamente frente al mar en un lugar rodeado por grandes cactus, palmeras, crasuláceas, áloes y demás suculentas le conferían un aspecto exótico. El lugar ofrecía una sensación de relajación algo inexplicable. Estar rodeado de plantas plagadas de amenazantes pinchos no es por así decirlo, algo que debiera resultar tranquilizante, y más cuando algunas tienen nombres feroces, como los Aloe Ferox o los Ferocactus. Aunque según como se mire, en este caso me sentí como un pez payaso (Nemo) rodeado de anémonas.

escaleras por el palmeral

También me gustó bastante la en este caso que fueran unos jardines especializados en este tipo de plantas. Pues justo volvía de un intento fallido de visita al jardín botánico y este minibótanico especializado también me alegró la tarde en ese sentido.

mini botanico de suculentas

Y sobre todo que tenía muchas flores de las que desea tener cualquier floristería y que tratan de tener en todo jardín botánico. Como las curiosas strelitzias o flores ave del paraíso. Plantas que aquí parecían silvestres, pero que provienen de Sudáfrica.

flor ave del paraiso

Y justo también era época de floración de muchos aloes. Que aunque no lo creamos, hasta los aloe vera que solemos tener en las casas echan flor. Es un poco raro que pase, pero dan flores muy llamativas. Una vez formadas parecen como plátanos de colores colgados alreves. Cuando generan los frutos se pueden usar esas semillas, aunque para su multiplicación es más fácil hacerlo desde los hijuelos que suelen ir sacando.

aloes en flor

Es buena idea pararnos a echar un vistazo a algunos carteles que encontramos en el recorrido, donde indican usos de algunas de las plantas que hay. Hay indicaciones de los diferentes usos que existen para la xerojardinería o de los cactus que tienen partes comestibles. Por ejemplo, los frutos comestibles como el saguaro (Carnegia gigantea), las pithayas o los higos chumbos (Opuntia ficus-indica). Lo único malo esque no encontré ningún fruto en esta época y el único de estos que supe reconocer fue el arbolito de pitahaya, que estaba completamente verde. 

pitahaya

Es el que se encuentra a la derecha de la imagen superior. Espero que algún día mis pequeñas pitahayas, que planté hace ya 2 años y tengo en un tiesto de casa, se pongan tan bonitas como estas. Aunque sin alcanzar ese tamaño claro, que sino a ver donde las pondría. Y quizás en algún momento tener un ejemplar de Drago canario milenario.

drago milenario

Lo que me plantee también es como se sostienen así de bien las plantas. Ya que mirando a las mías, que están todo el tiempo caídas y las tengo que andar sujetando, estas se mantienen muy bien. Pero eso si era un detalle muy bien estudiado en estos jardines, y era el de que no se notaran las sujeciones y tutores que tienen muchas de las plantas. Ya que la mayoría de cactus estaban bien enganchados, algunos se notaban, pero eran pocos.

parque con cactus

En algunas de las tranquilas zonas para dedicar a la abstracción en las formas de las plantas, la meditación o a la lectura; se podía observar el puerto en la distancia. Una distancia no muy grande, pues solo están separados por la carretera de Miramar y la Ronda del litoral. Dos vías de transito de las que apenas se escucha nada, pues todo el ruido que podría quitar la calma del jardín se diluye entre la vegetación fronteriza.

flores en el puerto

No he incluido todos los detalles de estos jardines, pues también podemos encontrar alguna estatua y miradores. Pero me pareció tan fascinante la vegetación que ni me molesté mucho en pararme a observarlas. Está quizás la estatua más destacada, que es la de "La puntaire", del escultor Josep Viladomat. Que es un homenaje a las mujeres que esperaban a sus maridos en la orilla de los puertos, mientras hacían encajes de bolillos.

La puntaire de Josep Viladomat


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