Situado en el famoso Forat de la vorgonya (Pou de la figuera), el hort u hortet del forat, es uno de los huertos urbanos comunitarios más conocidos de Barcelona. Que representa una gran lucha vecinal en protección del espacio común.
Esta lucha empezó por el año 2001, culminandose en un proyecto de huerto en el año 2005, pero no fue hasta el 2008 que tras una propuesta de dinamización urbana comenzó a funcionar como huerto urbano subvencionado.
Ya que antes, cada vez que los vecinos plantaban cosas, el ayuntamiento se encargaba de quitarlas una y otra vez. Así hasta que tras la presión popular llegaron a un acuerdo, en el cual fue el propio ayuntamiento el financiador de la propuesta. Detalle curioso, pues de gastar en destruir pasó a gastar en algo más útil como es generar un pequeño espacio verde.
La plaza donde está ubicado recibe el nombre de Pou de la Figuera, que significa: el pozo de la higuera, en referencia a la pequeña higuera que está situada justo delante del huerto. Pero se quedó con el nombre de agujero de la vergüenza por los problemas surgidos entre ayuntamiento y vecinos. Así luce el arbolito visto de cerca. Que según me contaron, no es la primera higuera que se planta. A ver si esta resiste bien y crece.
No es un huerto de gran tamaño, sino que ocupa una pequeña parte de la gran plaza existente. Aún así, entre sus selváticos bancales logran cultivar todo tipo de plantas, sobre todo por la época que estuve (Marzo) había muchas borrajas y capuchinas. Y zonas que ya se estaban preparando para recibir a las primeras plantas de la primavera.
La mini-biblioteca montada en el huerto tiene su propio techo verde. Formado por plantas crasulas y cactus. Que le dan un aspecto muy natural, y todo con algo tan fácil como unos maderos formando una jardinera que va protegida en su interior con un plástico para que no moje en bajo techado.
El huerto en ciertos puntos es algo selvático, se entremezclan flores, hierbas y hortalizas en un perfecto equilibrio natural. Natural, porque aunque nos parezca desorden, en realidad cada planta a tomado su posición frente al resto y viven en equilibrio protegiéndose y controlándose a la vez unas a otras.
Lo más importante en un espacio como este es la participación ciudadana. Y entre tanta hoja de capuchina que rodea el vallado del huerto podemos encontrar simpáticos carteles apelando a la colaboración del resto de vecinos.
Y para acabar, la famosa fuente de trencadís de la plaza, mezclada con arte vecinal y coronada con vida.
Esta lucha empezó por el año 2001, culminandose en un proyecto de huerto en el año 2005, pero no fue hasta el 2008 que tras una propuesta de dinamización urbana comenzó a funcionar como huerto urbano subvencionado.
Ya que antes, cada vez que los vecinos plantaban cosas, el ayuntamiento se encargaba de quitarlas una y otra vez. Así hasta que tras la presión popular llegaron a un acuerdo, en el cual fue el propio ayuntamiento el financiador de la propuesta. Detalle curioso, pues de gastar en destruir pasó a gastar en algo más útil como es generar un pequeño espacio verde.
La plaza donde está ubicado recibe el nombre de Pou de la Figuera, que significa: el pozo de la higuera, en referencia a la pequeña higuera que está situada justo delante del huerto. Pero se quedó con el nombre de agujero de la vergüenza por los problemas surgidos entre ayuntamiento y vecinos. Así luce el arbolito visto de cerca. Que según me contaron, no es la primera higuera que se planta. A ver si esta resiste bien y crece.
No es un huerto de gran tamaño, sino que ocupa una pequeña parte de la gran plaza existente. Aún así, entre sus selváticos bancales logran cultivar todo tipo de plantas, sobre todo por la época que estuve (Marzo) había muchas borrajas y capuchinas. Y zonas que ya se estaban preparando para recibir a las primeras plantas de la primavera.
La mini-biblioteca montada en el huerto tiene su propio techo verde. Formado por plantas crasulas y cactus. Que le dan un aspecto muy natural, y todo con algo tan fácil como unos maderos formando una jardinera que va protegida en su interior con un plástico para que no moje en bajo techado.
El huerto en ciertos puntos es algo selvático, se entremezclan flores, hierbas y hortalizas en un perfecto equilibrio natural. Natural, porque aunque nos parezca desorden, en realidad cada planta a tomado su posición frente al resto y viven en equilibrio protegiéndose y controlándose a la vez unas a otras.
Lo más importante en un espacio como este es la participación ciudadana. Y entre tanta hoja de capuchina que rodea el vallado del huerto podemos encontrar simpáticos carteles apelando a la colaboración del resto de vecinos.
Y para acabar, la famosa fuente de trencadís de la plaza, mezclada con arte vecinal y coronada con vida.
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