Cultivando pimiento candeleano

En uno de los intercambios de semillas del banco de semillas de intermediae, en matadero, cogí a principios de primavera semillas de pimientos candeleanos. En principio una variedad pequeña y alargada, con un ligero picor.

Su cultivo, para ser en maceta ha sido muy bueno, por lo que ya he guardado semillas de algunos para cultivar el año que viene. A ver si tengo suerte y dan la misma producción que este año.

También me pasaré a dejar unas cuantas en intermediae para que otra gente pueda también aprovechar para cultivarlas en la primavera que viene.

Sobre el cultivo, como he dicho al principio, el resultado ha sido una gran producción de pimientos para unas plantas que no llegaban a medio metro de altura. Si bien son picantillos, no llegan al nivel de los chiles habaneros o los tailandeses que he tenido en otras ocasiones. Se quedan en un picor más fuerte que un jalapeño, por lo que van a ser muy bien utilizados para hacer salsas o dar un toque picantón a los platos.

Creciendo con formas que se iban ajustando a su propio capricho no salió ni un solo pimiento que no se girara sobre si mismo.

En las fotos se puede apreciar también que algunas de las hojas sirvieron de alimento a algún insecto. Por el corte redondeado tan perfecto me aventuraría a decir de alguna avispa para hacerse su nido. Aunque también es probable que fueran fruto de alguna abeja recortadora, que ya me ha parecido verlas alguna ocasión. Pero no sabiendo distinguirlas de las abejas meliferas tampoco me aventuro a echarles la culpa. Y en si, como no se trata de un daño elevado tampoco me preocupó bastante que usaran alguna hoja.

Como son unos frutos que no se consumen igual que otras solanáceas como los tomates o los pimientos más dulces, lo más útil después de su cultivo es usar estas guindillas para desecarlas y guardarlas como especia, o macerarlas en aceite o vinagre para tener un aderezo picantón.