En este artículo nos vamos hasta Noruega para conocer el jardín botánico ártico alpino de Tromsø, un jardín que tenía ganas de visitar desde hace tiempo. Este jardín no solo es ártico, sino que además es el jardín botánico más septentrional del mundo, o lo que es lo mismo, el que está mas al norte del planeta.
Es un jardín especializado en flora alpina, con una amplia colección de plantas traídas de montañas de todo el mundo, debido, a que tal como dicen desde el propio jardín: las plantas de las regiones polares o de montañas altas, que tienen dificultades para sobrevivir en los climas más suaves, donde se encuentran la mayoría de los jardines botánicos, en Tromsø, con sus largos inviernos nevados y veranos frescos y húmedos, encuentran un clima ideal.
Visitar este jardín botánico era para mí una ilusión desde hace mucho tiempo. Supe de su existencia en el año 2014, cuando escribí sobre el Jardín botánico de Akureyri, en Islandia, el que, por aquel entonces, pensaba que era el más septentrional. Indagando en la red descubrí que este jardín se haya en el paralelo de latitud 70º norte, mientras que el de Akureyri se encuentra en el paralelo 65º norte.
La imaginación juega un papel importante de nuestra vida, cuando leí por el 2014 sobre este jardín botánico, me lo imaginé como una minúscula plaza repleta de flores en el medio de un pequeño pueblo de casas de madera de una isla de Noruega. Nada más lejos de la realidad. Este jardín, inaugurado en 1994 se encuentra en los terrenos de la universidad de Tromsø, organismo que lo gestiona, con un tamaño de algo mas de 1,5 hectáreas, que si bien no es tan grande como otros jardines botánicos, como las 8 hectáreas del jardín botánico de Madrid, las 12 del de Barcelona, o las 25 hectáreas del jardín botánico de Gijón, 15.000 metros cuadrados de jardín no están nada mal. Por otro lado, Tromsø no es ese pequeño e idílico pueblo del norte de Noruega, sino una ciudad con más de 72.000 habitantes. Así, la visita a este jardín superó todas mis expectativas. Sobre todo por la espectacular colección de flores que tiene.
Un detalle que hace muy interesante a este jardín es ese factor del frío, que hace que muchas de las plantas que se exponen en este jardín no sea posible verlas en otros jardines, por lo que para verlas, o nos vamos a localizaciones remotas de montaña o nos pasamos por Tromsø.
La colección de plantas y flores
Las pequeñas y coloridas especies árticas se entremezclan junto con plantas de zonas alpinas y frías de todo el mundo. Se cultivan entre rocas y cantos rodados traídos en las expediciones, con su cubierta original de líquenes y musgos. El jardín tiene en total unas 25 colecciones, repartidas en varios sectores, ya que actualmente es verdad que el jardín se ha quedado un poco pequeño para tanta variedad. Tal y como se ve en la imagen los sectores son, por un lado en familias de plantas: Rododendro, prímulas, ranúnculos, suculentas, gencianas, saxífragas; y por otro en localizaciones: el Himalaya, la península de Kola, Siberia, Norte América, los Alpes, el Ártico y el hemisferio sur.Un detalle que hace muy interesante a este jardín es ese factor del frío, que hace que muchas de las plantas que se exponen en este jardín no sea posible verlas en otros jardines, por lo que para verlas, o nos vamos a localizaciones remotas de montaña o nos pasamos por Tromsø.
Dentro de las colecciones de plantas hay una flor que destaca sobre el resto, una flor de la que se sienten muy orgullosos de poseer en el jardín: la amapola azul tibetana (Meconopsis Lingholm), que comienza a florecer a finales de junio, con tallos de un metro de altura y flores gigantes de un intenso tono azul. Pero no es la unica meconopsis del jardín, también hay otras variedades de amapola azul, como la meconopsis baileyi, la meconopsis aculeata o la meconopsis grandis.
Tampoco todas las meconopsis del jardín son azules, en la amplia variedad traída de la cordillera del Himalaya hay amapolas de muchos colores. Y la gran mayoría son anuales, por lo que año tras año tienen que recoger y seleccionar las semillas correspondientes a cada variedad, con la ardua tarea de evitar la posible hibridación. Tanto las meconopsis como la mayoría de plantas del Himalaya proceden de las provincias occidentales de Sichuan y Yunnan, en China, que son zonas con mucha biodiversidad. Plantas que provienen de cadenas montañosas dominadas por los monzones, con mucha lluvia durante el verano y nieve durante el invierno. Muy similar al clima de Tromsø.
Además de la colección de amapolas, en el jardín hay otras colecciones importantes de rododendtros, saxifragas, ranunculos y una que es un placer olfativo, la colección de prímulas. En la foto inferior la primera de las flores que sale arriba a la izquierda es una prímula waltonii, del Tibet. Y la de abajo en el centro es prímula ioessa, de Bután, que quizás es la flor que más me gustó del jardín, no por sus colores ni su forma, sino por la fragancia que tenía. Un perfume suave y relajante muy agradable. Aunque otras flores también destacan con bonitas formas y colores.
Tampoco todas las meconopsis del jardín son azules, en la amplia variedad traída de la cordillera del Himalaya hay amapolas de muchos colores. Y la gran mayoría son anuales, por lo que año tras año tienen que recoger y seleccionar las semillas correspondientes a cada variedad, con la ardua tarea de evitar la posible hibridación. Tanto las meconopsis como la mayoría de plantas del Himalaya proceden de las provincias occidentales de Sichuan y Yunnan, en China, que son zonas con mucha biodiversidad. Plantas que provienen de cadenas montañosas dominadas por los monzones, con mucha lluvia durante el verano y nieve durante el invierno. Muy similar al clima de Tromsø.
Además de la colección de amapolas, en el jardín hay otras colecciones importantes de rododendtros, saxifragas, ranunculos y una que es un placer olfativo, la colección de prímulas. En la foto inferior la primera de las flores que sale arriba a la izquierda es una prímula waltonii, del Tibet. Y la de abajo en el centro es prímula ioessa, de Bután, que quizás es la flor que más me gustó del jardín, no por sus colores ni su forma, sino por la fragancia que tenía. Un perfume suave y relajante muy agradable. Aunque otras flores también destacan con bonitas formas y colores.
En mi visita había muchas variedades de prímulas en flor, por lo que la visita fue un alarde de colores y aromas, ya que, además tuve suerte y la lluvia dio un día de tregua a la ciudad. Y en la época del año en la que fui, Julio, era lo más llamativo del jardín. Pero según la época en la que lo visitemos podremos ver desde tulipanes humilis, orquídeas dactylorhiza, fritillarias, hemerocallis, ranúnculos, que salen en la imagen superior abajo a la izquierda, o la erythronium sibiricum, que sale en el centro a la izquierda. Y una flor que se supone que tienen, que no anuncian mucho, pero que es muy apreciada: la flor de las nieves o edelweiss (leontopodium alpinum). De la que se dice que al igual que el amor, la flor del edelweiss nos espera en algún recóndito e inaccesible lugar esperando a que la encontremos.
¿Cuándo es mejor visitar el jardín?
El jardín está abierto todo el año, pero es mejor visitarlo cuando no está cubierto de nieve. Para hacernos una idea, en la ciudad presumen de que en invierno tienen dos metros de nieve cubriendo el suelo. El jardín no tiene web propia, sino una sección dentro de la página web de la universidad: sobre el jardín. En el enlace salen también alertas de floración para saber las fechas en que florece cada especie. Según la información que suministran, en un año normal, las flores florecerán aproximadamente de la siguiente manera: Abril: las primeras colecciones de saxífrage Mayo: las colecciones de saxífraga, prímulas y pulsatillas Junio: rododendros, prímulas, flores del Ártico, partes de la colección de saxífraga, genciana de primavera (gentiana verna) Julio: amapolas azules tibetanas (meconopsis) y muchas plantas perennes de altura media. Agosto: plantas perennes altas junto al pequeño estanque, la prímula gigante (primula florindae), plantas tradicionales del norte de Noruega y las diascias. Septiembre: la colección de genciana, plantas tradicionales del norte de Noruega y plantas perennes altas. Octubre: gencianas de otoño, colores otoñales y pequeñas especies de serbal con bayas blancas y rosas.
Así en cada época del año, desde Abril hasta Octubre, según cuando lo visitemos, podremos encontrarnos estampas diferentes en el jardín.
¿Cuánto cuesta entrar al jardín?
El jardín está siempre abierto y la entrada al mismo es gratuita, salvo si se quiere hacer una visita guiada, en cuyo caso cuesta 225 coronas noruegas (unos 22,5 euros), para un numero de participantes de entre 2 y 15 personas. Lo hacen de lunes a viernes a las 14:00 y dura 2 horas. En la visita explican cómo consiguieron algunas de las bonitas flores del jardín, dan un folleto de las flores y hacen una degustación de frutos del jardín, si es que es temporada.
También en el jardín se pueden comprar algunas plantas, además se fían de la gente que lo visita y junto a las plantas hay un cartel que indica que si la cafetería del jardín está cerrada se pueden comprar igualmente las plantas dejando en dinero en un "donatometer" (según reza el cartel), un buzón en la entrada. Indica así mismo que las plantas han sido producidas por la enfermería del jardín y los precios: 50, 80, 100 o 150 coronas noruegas, según el tiesto, que equivalen en euros como a la décima parte de cada precio.
Y así concluye la visita por este jardín botánico. Si tienes alguna cuestión sobre el jardín no dudes en preguntar en los comentarios, y si por un casual has estado allí o tienes intención de ir también me gustaría conocer tu opinión.
Y así concluye la visita por este jardín botánico. Si tienes alguna cuestión sobre el jardín no dudes en preguntar en los comentarios, y si por un casual has estado allí o tienes intención de ir también me gustaría conocer tu opinión.
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