miércoles, 31 de agosto de 2016

Jardín botánico de Münster, capítulo 2

Para que no fuera muy larga mi aventura por el Jardín botánico de Münster decidí hacerlo en 2 partes. Una dedicada al conjunto del jardín, que puedes leer aquí: Jardín botánico de Münster, capitulo 1 Y otra parte dedicada a los invernaderos, que haré en varios capitulos.

los invernaderos

Los invernaderos de este Jardín botánico están muy cuidados: uno, para mantener las plantas en perfectas condiciones según su procedencia y dos, para ofrecer a los visitantes una grata estancia dentro; por ello he pensado que merecían mención aparte.
Hay varios invernaderos, pero hoy me voy a centrar en uno de los tropicales. A pesar de encontrar en el otro invernadero tropical victorias amazónicas y otros atractivos, este me cautivó más por su estilo recogido y su cuidado recorrido, donde nada sobresale pero todo suma.

invernadero Munster

Por ejemplo, no se aprecia bien en la imagen, pero si nos fijamos arriba a la izquierda hay un mirador donde sentarse y sentirse como en un hotel en el medio del trópico. Es uno de los puntos concurridos del invernadero, porque a quién que lo visite no le apetecerá sentarse ahí un rato.

otra vista del invernadero

En este invernadero hay muchas pasarelas para permitir un pequeño estanque interior donde crezcan muchos de estos árboles tropicales. El estanque no es tampoco el centro de atención, está ahí, por debajo de nosotros. Pero si nos preocupamos en echarle un vistazo descubriremos que entre sus habitantes hay muchas variedades de peces tropicales. Desde cíclidos como esta pareja de la foto a guppies, platys y el resto de poecílidos habituales.

ciclidos

Con tanta humedad, los peces mantienen un equilibrio natural de insectos. Que si no, en un invernadero así, tan calentito y sin depredadores sería la casa perfecta de millones de mosquitos, que no permitirían una agradable visita a los visitantes. Es una pena que suelan poner lo huevos en agua, donde seguro que toda la variedad de peces da buena cuenta de ellos. Lo que no había visto en ningún invernadero es que hubiera también pequeños pajaritos por ahí merodeando. Es decir, no mas allá de gorriones que se cuelan. Esto en Madrid, con tanto gato suelto, los pobres no durarían ni media siesta.
Supongo que estarán ahí también para controlar alguna otra plaga, tipo babosas o caracoles. Supongo yo, claro está.

pajaritos

Y para acabar dejo una de las joyas a nivel floral que este invernadero tenía. Porque las flores ya se sabe que es arte efímero.

flor del invernadero

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