Capítulo 4 del Jardín Botánico de Münster. Trata sobre el invernadero de plantas desérticas y semidesérticas. Ya que este invernadero se compone de dos áreas, aunque no muy diferenciadas entre sí.
Es un invernadero que en nada se parece a los anteriores, si bien en estos las plantas se concentraban en el centro, en este se ha dejado todo el espacio central prácticamente libre, únicamente creando un serpenteado en el camino para que no resulte monótono.
En este invernadero es donde mejor quedan los suelos de piedra clara para los caminos. Es curioso lo que significa para la amplitud hacer una mera S en el recorrido. Rompiendo la linea recta las medidas se agrandan significativamente. Y si se coloca un elemento, en este caso un gran cactus, en la curva que forma la S permite que nuestra mente se fije más en los puntos cercanos, al procesar previamente ese punto de corte del espacio.
Así, si tomamos una perspectiva general vemos que realmente el invernadero no es muy grande, pero que con esos quiebros se ha multiplicado nuestros puntos de visión y la facilidad de ver casi todas las plantas más de cerca.
Que, tanto centrarme en el espacio y de las plantas no he hablado casi nada. Se nota que es un invernadero joven, pues si nos fijamos en los detalles, sí, las pequeñas cosas, aquí vemos eso mismo, que la mayoría de plantas son pequeñas. Que cuando vamos a cualquier jardín botánico con solera rápido nos encontramos con gigantes cactus anclados de las estructuras metálicas para no caer. Aquí se ve alguno de esos cactus algo grandes, pero todavía jóvenes. Si no, solo habría que echar un vistazo a los pedazo árboles que había dentro del Palacio de cristal de la Arganzuela. Eso sí, si aquí crecieran tanto se quedarían sin invernadero, ya que este tiene poca altura como para albergar tales plantas.
Siguiendo con detalles de plantas: es curioso, por ejemplo, encontrarnos en un invernadero, que se supone de especies secas, con piedras recubiertas de musgo y algún que otro helecho. La realidad es que, estas plantas, que suponemos de antemano que adoran el agua, son muy adaptables, y es común encontrarnos tanto helechos como musgo en lugares no tan húmedos.
Es más, tanto los helechos como el musgo, son plantas primigenias que se encargan de colonizar el suelo para abrir paso a otras especies de plantas. Podemos ver un poco más sobre esto en el post que hice sobre los campos de musgo de Islandia: Campos de musgo. Donde se podía ver como, con un poco de humedad se podía ir formando poco a poco capa orgánica y ya como alguna que otra especie iba aprovechando para desarrollarse.
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