sábado, 23 de diciembre de 2017

Despoblación rural

La despoblación rural es un serio problema que amenaza a España, aunque mudarse al mundo rural tiene más trabas de las que se supone. Es la conclusión a la que he llegado después de viajar por Asturias, tratando de conocer qué iniciativas reales existen frente al despoblamiento en los municipios con mayores problemas.

pueblo de montaña en Somiedo

Los medios, con un poco más de optimismo que de veracidad, muestran unas posibilidades de volver al mundo rural algo idílicas, en las que pueblos deseosos de nuevos vecinos ofrecen todas las posibilidades para ello, pero la realidad es muy diferente.


El viaje me ha demostrado que frente a la despoblación rural no hay planes reales de ayudar a quienes se quieren mudar a las zonas más despobladas. Buscar una casa en un pueblo es una tarea ardua, los programas de desarrollo local simplemente se dedican a la incentivación empresarial de las zonas de actuación, mientras que las pocas casas que salen a la venta tienen precios desorbitados.
Así sucede que cada vez hay mayor sangría poblacional, menos gente joven en el campo y día tras día se va perdiendo la cultura local, los oficios y saberes que acabaremos algún día importando de otros lugares. El mundo rural se va muriendo, pero mientras muere la realidad es muy diferente a lo que parece. Los planes de actuación de las administraciones locales no solucionan nada y no parece importarles mucho aunque existan partidas presupuestarias de millones de euros de los planes Leader entre otros.

La realidad es que para que una joven pareja con ganas de mudarse al campo, con ganas de emprender nuevos proyectos, con ganas de recuperar viejos oficios y cultura local; es la de que si no llega con grandes recursos económicos lo tendrá bien difícil para comenzar. ¿Por qué? Porque lo más importante para comenzar a habitar de nuevo el mundo rural es disponer de un espacio donde establecerse. Por ello, reflexionando sobre el tema me ha quedado una especie de oda de desesperación y de falta de entendimiento ante esta situación.

aldea abandonada en asturias

El mundo rural se muere, pero está lleno de recursos desaprovechados, no solo porque las casas se caigan a pedazos o los terrenos estén llenos de malezas sino porque los frutos de castaños, avellanos, manzanos, higueras, robles y demás árboles ya no son recogidos por prácticamente nadie. La madera de los árboles ya tampoco es aprovechada, ya que poca gente queda ya que cocine en las tradicionales cocinas de leña, y ante el descuido de los bosques, gente sin escrúpulos ni sentido aprovecha para quemarlos.

El mundo rural se muere, pero da incluso rabia llegar a un lugar y darse cuenta de que en realidad ni las administraciones ni la gente que allí habita busca arreglar nada, solo esperan que aparezcan tontos de ciudad que les compren las cuadras que usaban para las vacas a precios de chalet, o que aparezca mister Marshall con grandes inversiones para crear parajes turísticos, y si ya no funciona lo anterior, pues ser subvencionados por cualquier cosa. Es decir, que si viene alguien de afuera traiga dinero.

casas abandonadas

Y mientras, el mundo rural se muere, el avaro corta los ya descuidados bosques de castaños, si otro no los ha quemado primero, para venderlos a empresas madereras y en su lugar planta eucaliptos, que crecerán más rápido y le darán mayor beneficio.

El mundo rural se muere, pero cierra las oportunidades a nuevos habitantes. Es la pescadilla que se muerde la cola, es el ni come ni deja comer. A nadie parece importarle si los fallidos planes de repoblación no funcionan. Las subvenciones, los sueños de grandes inversiones y un modelo basado en crear empresas no es una solución factible si no es habitable, y no hace más que generar mayor especulación.

El mundo rural se muere, las casas se quedan abandonadas, pero tienen siempre dueño, y quien quiere vivir de nuevo en el mundo rural no se puede permitir los altos costes de las viviendas que salen a la venta. Uno de los principales problemas por el que muere es por la especulación inmobiliaria de lo poco que hay en venta.

El mundo rural se muere, y para una pareja joven, aunque tenga ideas de desarrollo seguramente no se podrá permitir desembolsar miles de euros por una casa mediocre con un poco de terreno. Porque muchas de las parejas jóvenes que buscan oportunidades en el campo es porque en la ciudad tampoco las encuentran. Es decir, tienen poco dinero.

El mundo rural se muere, las escuelas cierran, la población envejece, una casa rural para atraer turistas no parece una buena solución.

El mundo rural se muere, pero en ningún plan de desarrollo parece contemplarse el hecho de ceder casas a jóvenes para que las puedan rehabilitar. Y eso que en planes de desarrollo como el Leader de Asturias se detinan 70 millones: plan de desarrollo rural de Asturias. Una cuantía de dinero que no sería ni necesaria si las administraciones publicas se molestaran en trabajar, por ejemplo, en conocer la titularidad de todas esas propiedades abandonadas que no figuran siquiera en los catastros y en su caso procedieran a su expropiación para que otra gente nueva pueda disfrutarlas.

Volver al mundo rural y emprender nuevas ideas en pequeñas aldeas no va a generar el suficiente dinero para hacerse rico, pero si el suficiente para generar pequeñas economías locales y mantenerlo vivo como ha venido siendo hasta hace bien poco. Pero la principal traba es empezar. Para mudarse al mundo rural hay que emprender y aprender día a día para adaptarse a vivir con pocos servicios y comodidades. Una vida que en cierta manera no es fácil. Habrá quienes puedan permitirse el hecho de comprar una casa rural y costear todas las reformas pertinentes, y aún así que les quede dinero suficiente para empezar a emprender, pero eso deja a la gran mayoría de gente que se quiere mudar al mundo rural excluida.

¿Quién sería tan valiente de gastarse todos los ahorros o meterse en una hipoteca por comprar un pequeño espacio? Ahí está el verdadero problema: programas de desarrollo rural de millones de euros destinados, que ni siquiera se centran en lo más básico, las personas.

despoblamiento rural

Por mi parte, la ilusión y las ganas de emprender quedarán de momento aparcadas por problemas económicos, ya que no me puedo permitir los altos costes de comprar casa en las aldeas abandonadas. La mayor rabia es que sea por el dinero, ya que la realidad de tener que emigrar de España por falta de oportunidad laboral ya la viví, después conocí otras realidades en otros países que me hicieron pensar que emprender un proyecto tal como vivir en el mundo rural sería más fácil, ante el gran problema existente de despoblación que existe, pero parece que me equivoqué, y el problema no es así de despoblación, sino más bien de mentalidad, una mentalidad destructiva que alimenta la continuidad de la despoblación rural, mientras gente joven con ilusión se tiene que marchar a otros lugares a vivir. Y así sí, continuará la despoblación, no vendrá ningún Mister Marshall, ni los negocios funcionarán si nadie habita en aquellos pueblos que unos tras otros se van quedando abandonados. 

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